Un nuevo lío [águila roja][calles]

Había pasado la tarde jugando con Murillo por la plaza de la villa, a parte de hablar sobre si habría algo nuevo para poder investigar juntos, pero no había nada importante. Empezó a oscurecer, pero yo estaba con él hasta que decidió ir a su casa para que Catalina no le regañara. Entonces, tenía que ir a casa sí o sí, no tenía sentido que siguiera solo por la villa.

Caminaba tranquilamente hasta que escuché unas voces, parecía que estaban tratando mal a una mujer. Me oculté en la esquina de una casa del callejón que me encontraba, viendo cómo un guardia trataba de sacarle dinero con eso de que debían de pagar, pero ella no tenía nada. Seguí espiando al guardia mientras escuchaba la conversación, que cada vez se iba agravando. Miraba el suelo mientras escuchaba la mujer rogando, y cómo este ni se inmutaba hasta que algo me hizo saltar. Esa mujer tenía un bebé y se lo iba a quitar, por lo que salí de mi escondite. Veía como el guardia trataba de quitárselo, pero esta vez, no iba a acobardarme como aquella vez que asesinaron al padre Julián delante de mí así que corrí hacia el guardia.

-¡Qué ya te ha dicho que no tiene nada!- Le dije con la voz muy alta apartándole de ella de un empujón nada más llegar. El guardia me examinaba con la mirada mientras yo lo hacía de forma desafiante. -Con que a salido un valiente ¿he? pues ahora vas a saber qué les pasa a los valientes como tú-

Le miré fíjamente a los ojos todavía desafiante mientras me hablaba, pero no sabía qué iba a hacer, no me esperaba que me fuera a pegar tan de repente, por ello, logró golpearme en la cara de forma que me callera al suelo. -Ahora te vas a venir conmigo... - Mientras me hablaba, logró atraparme. -¡SUÉLAME!- Le grité tratando de soltarme pero él ya me había cogido llevándome hacia los calabozos.

Para liberarme, le pegué un codazo en la espalda en la zona cerca de la columna haciendo que el guardia se quejara. - Con que... aún quieres recibir más ¿he?- Me dijo mientras me tiró al suelo. Me había hecho daño en una muñeca con la caída pero traté de no quejarme. -Haber si con esto aprendes a no meterte donde no te llaman- Sentía miedo, no sabía qué iba a hacerme. Me dolía mucho la muñeca, no pude contener una lágrima por ello. -No por favor...-

Sentía mucho miedo ¿Qué iba a pasar ahora?¿Saldría de esta? yo solo quería ayudar a esa mujer, el guardia le iba a quitar a su bebé, se habría quedado sin él de no ser porque había intervenido. Me toqué la muñeca dañada mientras trataba de apartarme de él estando en el suelo, pero el guardia avanzaba a paso lento. Seguí apartándome hasta que dí con una pared y me acurruqué para defenderme de lo que fuera a hacer mientras el guardia se preparaba para darme una pasada de patadas.

Estaban siendo unos dias dificiles, Sátur y yo estabamos buscando con gran empeño a mi madre, tenía que encontrarla. Me habia recorrido todas las casas donde cuidan a enfermos y todos los conventos nuevamente solo con la pequeña esperanza de poder encontrarme con ella. Para ello Sátur no me podia faltar, él era el unico que le habia visto la cara y yo necesitaba que la reconociera una vez la tuvieramos de frente.

Ya estabamos volviendo y Sátur se topó con sus necesidades masculinas por lo que él se quedó en el burdel mientras yo comencé a volar de tejado en tejado. Me era una forma más ágil de poder ver la Villa desde una buena perspectiva para poder tener visión de todo y de todos, si alguien necesitaba ayuda podría darme cuenta o también escuchar los ecos de los gritos.

Así fue como sucedió, escuché los gemidos asustados de una mujer de mediana edad y el llanto de un niño. AL parecer algun guardia estaba recriminándole por alguna accioon o tal vez algun robo y querrían cobrarse el hecho ilícito. Pero no fue eso lo que más llamó mi atención, fue que mi hijo apareció de ni siquiera se donde y arremetió contra el guardia apartandolo de esta mujer y su pequeño. Definitivamente iba a tener que intervenir lo antes posible porque de un momento a otro Alonso estaba en el suelo para ser apaizado por semejante impresentable.

Me dejé caer desde el tejado hasta el suelo cayendo justamente entre Alonso y el guardia al cual acto inmediato le golpeé la cabeza con el codo haciendolo caer de espaldas y despues arremetí con el mango de mi espada para dejarlo inconsciente de forma aparente.

Seguidamente me giré hacia Alonso tomandolo para ponerlo en pie y asegurarme de que se encontraba bien, no sabía si iban a aparecer mas guardias o no, esperaba que fuera lo segundo para tener al menos un poco de suerte esa noche - No puedes enfrentarte tu solo a un guardia de palacio, no ves que te gana en fuerza y peso? Podría haberte matado, estas cosas dejamelas a mi- Dije con mi voz tosca modificada para que no pudiera reconocerme. Miré a la señora y le hice un gesto para que saliera del lugar con su hijo y tuviera cuidado, así hizo, nos dio las gracias y se fue lo más rapido que pudo. -Estas bien?- Le pregunté alzandole la cara por el mentón para poder verle los ojos.

Seguía acurrucado en el suelo para defenderme de lo que me fuera a hacer, esperando que no fuera mucho, pero algo me decía que no iba a recibir nada de aquel guardia. Entonces elevé la cabeza, dándome cuenta de que había llegado águila roja. Siempre aparecía cuando más se le necesitaba. Poco a poco el miedo se me iba pasando mientras veía que peleaba y me tocaba la muñeca, me seguía doliendo, me sentía alegre de haber servido de ayuda. Miré mi muñeca mientras me la tocaba pero águila roja me sorprendió cuando me colocó de pié, no me lo esperaba en ese momento. Escuché lo que me dijo, pero yo esperaba haber servido de ayuda por lo que mi rostro optó un tono ligeramente como serio mientras bajaba un poco la mirada.

-Pero al menos he podido ayudar a esa mujer, si no hacia nada ese guardia se iba a llevar al bebé...- Le dije mientras elevé un poco los hombros y le miré a los ojos, pero al acabar de hablar, la volví a bajar creyendo que a lo mejor se alegraría de haber hecho algo justo pero era normal que águila se preocupara, sino no salvaría a todos... Me volví a tocar la muñeca por el dolor mientras la volvía a mirar hasta que sentí la mano de águila, que me dijé en sus ojos escuchando su pregunta.

-Sí...- Respondí mientras me tocaba la muñeca. -Aunque cuando el guardia me tiró me he hecho daño en la muñeca...- Le muestro la mano derecha mientras se lo decía. Seguía calmándome poco a poco hasta que me tranquilicé del todo, ya estaba a salvo. Esperaba que el dolor que sentía se calmara, suponía que no sería nada malo, seguramente sería del golpe.

Siempre habia sido fuerte en cuanto a intentar salvar a la gente inocente de las injusticias, no me temblaba el pulso a la hora de matar a algun villano o a alguien que no se merecía vivir. Pero cuando los que estaban en peligro eran los mios esta fortaleza que tenía rodeandome se venia al suelo metaforicamente. Ver a Alonso así, y que podrían haberlo matado me hacía replantearme tantas cosas, cosas como que no puedo abandonar esta misión, porque si mi hijo está en peligro alguien tiene que salvarlo y ese siempre tengo que ser yo, porque soy su padre aunque él lo desconozca.

Tomé su muñeca mientras me explicaba que él habia ayudado a esa mujer y que habia hecho una buena accion, en realidad era así pero lo que debía de entender es que no es el indicado para ir haciendo estas cosas. Miré un poco el brazo de mi hijo, parecía tener un poco de hinchazón pero a causa del golpe recibido, seguramente Juan cuando volviera que iba a ser pronto podría proporcionarnos algunos calmantes para esto. -Ya veo que te has hecho daño en la muñeca. Alonso, has hecho una buena acción pero no puedes ir repartiendo justicia, eres todavía un niño y tienes que alejarte de estas cosas, para eso estoy yo, no crees?-

Lo tomé en brazos tapándolo con mi capa, en cuestión de segundos nos encontrabamos sobre un tejado bajo el cielo estrellado. -Imaginate que te llega a pasar algo, como crees que se quedarían tus seres queridos? A veces hay que pensar mucho en los demás antes de hacer actos arriesgados, y yo valoro lo que has hecho pero tienes que tener cuidado, ese guardía te podía haber matado Alonso- A pesar de poner mi voz tosca irreconocible estaba dando la imagen de un padre regañándo a su hijo, aunque eso era algo que siempre habia hecho con Alonso como Águila.

Miraba tanto a mi brazo como a águila, sobretodo a él cuando me habló. Al decirme eso me vino el padre Julián, que no hice nada y lo mataron, ahí no estaba... Cuando quise hablar, ya me había cogido y en pocos segundos ya estaba en los tejados. Me miré la zona dañada antes de que me hablara y le escuché atentamente. -Sí lo sé... pero esque hace meses que mataron al padre Julián delante de mí... entonces no hice nada, si hubiera hecho algo le habría salvado porque nadie lo hizo...- Al fin se lo pude decir después de tantos meses esperando a poder decírselo.

-No quería que esa mujer le pasara algo malo otra vez porque me quedara sin hacer nada...- Todo se lo dije mirándole a los ojos, al menos sabía que me entendía... estaba clarísimo que algún día iba a ser como él, ese deseo me llenaba de ilusión, poder ayudar a todos cuanto más mejor como él hacía... Sentí dolor de nuevo y me volví a coger mi brazo dañado, mostrando que me había vuelto a doler... también debía admitir que había sentido miedo cuando el guardia estaba a punto de a hacer a saber el qué, pero no quería mostrarlo, pues me gustaría ser tan valiente como águila roja, eso significa que no debía sentir miedo ante los guardias y con el tiempo lo aprendería.

Tras mirarme el brazo le volví a mirar, confiaba en que águila me entendiera por qué necesité ayudarla, nunca más me iba a quedar quieto viendo como los demás sufren a mi alrededor, era algo que detestaba con solo imaginarlo. -Y esque después de ello no quiero quedarme quieto porque no quiero que se repita otra vez- Esto fue mi conclusión a todo.

Estaba claro que ALonso pretendia cuidar del mundo pero tan solo era un niño, debia de comprender que tenia que olvidar todos esos pajaros que rondaban por su cabeza en esos momentos, no era sano, no era lo mas justo para un joven que lo primero que tiene que hacer es estudiar y labrarse un futuro mas un porvenir dignos, no ir pensando en hacer de justiciero e ir salvando inocentes, puesto que él era uno, un inocente más.

No puedo permitir que tú arriesgues tu vida intentando hacer algo que todavía no es tu objetivo, no te corresponde Alonso, eso déjamelo ahora a mi, ya sabes que tienes que colocar un pañuelo rojo cuando me necesites, apareceré siempre, por tanto no quiero volver a ver que haces una locura, me entiendes? No piensas en tu familia? tu padre? tus seres queridos? sabes lo que sufrirían si te pasara algo?- Tal vez estaba delatándome pero el dolor y miedo que me producía perder a alonso de una forma u otra era algo irrefrenable, no sabía como hacer para disimular pero la actitud de padre era obvia, no sabía cambiarla.

-Olvídate de esto, para eso estoy yo, y si no el destino es el que manda ALonso- Definitivamente iba a tener que vigilar mas de cerca a mi hijo, era un valiente en toda regla, le habia entrado la vena heróica y no sabía como hacer ahora para refrenársela, pero tenia que hacerlo puesto que lo que mas me preocupaba era su integridad física en estos momentos.

Tras escuchar a águila bajé un poco la cabeza demostrando que había captado lo que me decía, pero era inevitable, no quería que algo parecido al padre Julián pudiera pasar de nuevo... ya no era por querer salvar, no quería que nadie muriera por que yo no hiciera algo... por un momento algo me resultó familiar, el trato que me daba en estos momentos, o más bien la forma de sermonearme, era muy parecida a la de mi padre por no decir prácticamente idéntica. Por unos segundos sentí como si estuviera con él que con águila, pero solo duró en ese tiempo... segundos... era imposible que águila fuera mi padre porque el no se atrevería a hacer lo que hace águila.

A pesar de que todo esto se me pasara por la mente no alcé la vista en ese poco tiempo. -Lo sé... - Respondí sin alzar todavía la vista. Era lo único que tenía que decir, porque no tenía sentido que dijera que yo no quería que nadie muriera solo porque yo no hice algo, me diría lo mismo otra vez. Dije que lo sabía, pero eso no significaba que dejara que alguien le pasara algo malo solo por mí, entendía qué quería decir con lo de mi familia pero esque no podía permitir que pasara lo mismo, me sentiría muy culpable.

Lo último que pensaba sin darme cuenta lo delataba el no alzar la vista, el no poder permitir una cosa igual, que saberlo no significaba que coincidiera.

Definitivamente iba a ser dificil tratar de que Alonso hiciera lo que yo le estaba aconsejando, mas bien contaba con que esa misión sería basicamente imposible, era un niño, un niño que entraba en la adolescencia e iba a dejar más que sus emociones afloraran y dejarse guiar por impulsos.

El guiarse por los impulsos no se sabe hasta que punto es bueno, tampoco se sabe si es recomendable solo se sabe que es lo que el corazón te dicta en esos momentos. A pesar de todo ello no iba a dejar que por eso Alonso pusiera su vida en peligro, no iba a dejar que el se expusiera a hacer algo que no le conviene, que no le corresponde.

-No volverás a hacerlo- Dije tajante, como Águila Roja no era la primera vez que yo le daba ordenes a Alonso, ya lo habia hecho varias veces, ya le habia prohibido hacer numerosas cosas y cometer locuras. Me paré a recordar aquella noche que Alonso pretendía dormir con Gabi en el cementerio para cuidar la tumba de su madre para que no la robaran, eran actos de valentía, pero sobre todo de amor a su madre, me sentía orgulloso de tener un hijo así, pero tenia que ponerle límites.

Tomé a Alonso cubriéndolo con mi capa y acto seguido aparecimos sobre el tejado de la casa. Todos deberían estar durmiendo, al menos esperaba que asi fuera y no hubieramos causado ruidos que pudieran despertar a Sátur , Mariana o Margarita. Ambos estabamos sentados sobre el tejado cmo haciamos siempre cuando soliamos conversar. -Te voy a estar vigilando Alonso, no te dejaré cometer ninguna locura, tenlo por seguro-